La noche en Valparaíso significa repartirse por varias zonas con vida propia.
El Barrio Puerto se caracteriza por acoger un público más bien
juvenil, donde priman los estudiantes, las minorías sexuales y grupos de
intereses específicos - darks, punks -.
La avenida Errázuriz, desde Aduana a calle Bellavista – en el
Bordemar – se hace corta para contener las más heterogéneas salas de
baile. Hay salsotecas, enclaves rockeros, viejos restaurantes que de noche mutan
a bares y gigantescas multisalas con capacidad para miles de personas.
La Subida Ecuador – en el Cerro Bellavista - posee un
cúmulo de cervecerías, bares de jazz, de rock, locales de danza flamenca y de
ritmos tropicales contemporáneos como el reaggetón. Se baila y se conversa por
igual.
Las cosas son un poco más tranquilas en Plaza Aníbal
Pinto, en las calles Esmeralda, Cumming y Almirante Montt. Se
concentran allí bares y pubs bajo códigos específicos – con trovadores,
vegetarianos, cafés, cervecerías - donde tragos, bocadillos, conversación
pausada y música conforman un todo. Algo similar ocurre algunos metros más
arriba, en los Cerros Alegre y Concepción.
En calles Salvador Donoso y Pudeto - Barrio Comercial - la
actividad rota entre café concert, salas de baile tropical, clubes nocturnos y
viejos bares reconvertidos para acoger diversos públicos. Mientras, en la
zona del Almendral, en arterias como Av. Brasil, General Cruz,
Victoria, Av. Francia o Av. Pedro Montt, los restaurantes antiguos reciben,
hasta no muy tarde, a parroquianos y curiosos deseosos de un trago o una charla.
Pero ritmo también hay, en locales dedicados a la pachanga, en el club de jazz,
en boliches donde la música folclórica nacional es una fonda interminable. En
ese barrio también hay elegidos. Quienes entran con invitación - o al calor de
la noche son invitados - al noctámbulo Rincón de la Guitarra - en un
discreto local del sector – son de los privilegiados que podrán gozar las cuecas
del choro porteño, tocadas y bailadas a todo dar.
De todas formas, los bares clásicos del puerto sitúan al
visitante en el pasado esplendor de Valparaíso. Muchos tienen cien o más años, y
allí sus parroquianos han transitado por la vida de la ciudad, en las buenas y
en las malas. Sitios como El Cinzano, el J Cruz, el Bar La
Playa o Proa al Cañaveral siguen vigentes hasta hoy.
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